viernes, 31 de diciembre de 2010

¡Feliz Año 2011!

Termina el año, y la verdad es que, con todo y que en lo económico los problemas estuvieron bastante pesados (quizá no tanto como el año inmediato anterior), creo que este 2010 nos deja momentos gratos, sobre todo entratándose de proyectos personales y del más importante, sin duda alguna: el proyecto familiar.
Permítanme mis gentiles lectores abordar hoy una pequeña reflexión en lo personal, es decir, en lo que envuelve a mi familia y mis amigos más cercanos. Nunca lo hacemos quienes escribimos artículos para un medio de comunicación. Regularmente hablamos de política, de lo social, de todo, menos de la cuestión personal. Puede ser bueno, pero en ocasiones nos alcanzar el sentimiento y lo hacemos.
En lo que a mi corresponde, quiero compartirles que este año fue especialmente importante en la consolidación de mi familia. En estos momentos no sé como pagarle a Gabriela todo lo que ha hecho para que nuestro matrimonio se mantenga firme. Estoy convencido de que sin su voluntad, sin su tesón, sin su interés, pero sobre todo sin ese amor inmenso que me tiene, el cual es completamente recíproco, no sé en qué circunstancias estaríamos ahora.
Permítanme presumirles que es una mujer maravillosa, que se ha preocupado porque su hogar sea precisamente eso, un hogar donde la tranquilidad y la paz estén siempre presentes, aún con sus enojos cuando los chamacos no hacen las cosas tal y como ella quiere. No solamente la amo, también la admiro, porque ha sido una esposa excepcional.
¿Qué puedo decirles de mis hijos? El motor de mi vida siguen siendo mis amigos, y eso para mi es lo más importante. Todos y cada uno de ellos me hicieron sentir este año que he sido un padre preocupado por ellos. Su mirada de agradecimiento y amor ha sido mi mejor recompensa. Estoy orgulloso de todos y cada uno de mis hijos: José Antonio, Raúl Oswaldo, Claudia Elizabeth, Víctor Efrén, Jonathan Emmanuel y de mi pequeño Jesús Fernando. ¡Son mi mayor tesoro!
Este año, también, me permitió consolidar el amor inmenso que siento por mis hermanos, Carlos Alberto, Ana Cecilia, Eva Elizabeth, Arnoldo Efrén, Marco Antonio y Anny, pero además, me dio un bello regalo: después de 48 años volví a ver, a abrazar y besar a mi hermano Salvador “El Kito”. ¿Cómo no voy a decir que este año me trajo mucha felicidad?
En lo que corresponde a los amigos, permítanme transcribir íntegramente el comentario de mi amigo Martín Eugenio Larios Velarde, después de la reunión que sostuvimos los miembros de la generación 71-74 de la escuela secundaria “Miguel Hidalgo y Costilla”.
Este es el pensamiento de Martín:
“Excelente forma de finalizar un año no muy dadivoso en lo económico, pero si muy generoso en permitirnos dar y recibir ese sentimiento fraterno que nos marcó el corazón y la mente hace algunos años: nuestro paso por la Secundaria “Miguel Hidalgo” en nuestro querido puerto de Guaymas, al lado de un excelente grupo de seres humanos, compañeros, amigos y maestros.
“Me uno a lo expresado por “Jelipillo” en su correo.
“Esta reunión del pasado 28 de diciembre, al amparo del Día de los Inocentes (de alguna manera lo seguimos siendo, no?), para mi es la que mejor ha expresado nuestro sentir al vernos, saludarnos, abrazarnos y compartir esa comunión amistosa que ni el tiempo ni la distancia han logrado disminuir.
“No importa que algunos que siempre han asistido, por alguna circunstancia, no estuvieron con nosotros, se les extrañó y estoy seguro que en la próxima dirán “¡presente!”
“A los que no han tenido oportunidad de participar, la siguiente es la de ustedes.
“A los que hacen el esfuerzo por asistir desde sus hogares fuera de Guaymas, mi reconocimiento y admiración.
“A la trilogía Araceli, Amatri y Victor (con su Gaby, obviamente), incansables motores de estas reuniones cuando la sede es Guaymas, donde en ocasiones nos agregamos Raquel, Héctor Delgado y otros, un eterno agradecimiento.
“A las esposas y esposos que participan con entusiasmo y son capaces de aguantarnos, siempre serán bienvenidos.
“A los invitados que siempre son testigos de estos felices encuentros, divulguen que el espíritu se nutre con estos intercambios de recuerdos y de vivencias.
“A los que hablan mucho, a los serios y callados, a los que toman, a los que son abstemios, a los que se van temprano, a los que no hallamos como correrlos, a los fotogénicos, a los que no lo son ni pintándolos, a los que limpian el plato de la cena, a los que tiene una excelente memoria, a los que no se acuerdan ni de lo que hicieron un día antes, a los malhablados, a los que siempre sacaron diez en Español, en fin, a todos y todas, un gran abrazo, salud y larga vida.”
En esa reunión estuvimos Elvira Verdugo, Amatri Haro, Alba Rosa Flores, Magaly Medrano, Nelly Orduño, Rosario Borboa, Alma Romo, Eduardo Valencia, Héctor Delgado, Felipe Meléndez, Juan Manuel Henríquez, Aracely Ojeda, Raquel Velázquez, Martha Limón, Martín Larios, Jorge Machado, Víctor Fonseca, Francisco Rodríguez Caravantes y Jesús Arvizu, parte importante de mi selecto grupo de verdaderos amigos.
Dios los bendiga a todos, amigos lectores, y que este 2011 reine en cada uno de ustedes el espíritu de superación, esfuerzo y decisión que permita que sea un año pleno de progreso y felicidad.
¡Feliz Año!