jueves, 24 de noviembre de 2011

La muerte de Misael... Otto, otra vez?

Misael era un pequeño que apenas empezaba a conocer la vida. Era la alegría de su hogar, era el orgullo de sus padres, era un chiquillo adorado por toda su familia. Su vida quizá en estos momentos seguiría desarrollándose con toda tranquilidad. Su tierna mente no podía advertir la tragedia que venía a su familia.
Hace un par de semanas, viajaba con su madre en un vehículo.
Todo ocurrió de manera inesperada. Un pesado camión del servicio urbano se atravesó en el camino y prácticamnete los arrolló. Su madre sufrió severos golpes con el encontronazo. El pequeño nunca más volvió a abrir sus ojitos. Hace un par de días, fue a su reencuentro con el Señor. Fueron sólo tres años los que Él lo prestó a sus hoy dolidos familiares.
Podemos entender que los designios divinos son poderosos, y que no hay poder humano por encima de ellos. Podemos entender que en esta vida estamos de paso y que sólo el Todopoderoso es el que decide en que momento tenemos que retornar a su lado. Incluso elevamos oraciones para que el alma del pequeño esté ya en su Santo Reino. Todo eso lo entendemos.
Lo que no puedo yo entender todavía cómo es que nuestras autoridades sigue teniendo tanta tolerancia a algunos criminales disfrazados de choferes del servicio urbano, quienes ante una total falta de respeto a la vida de los demás, conducen las unidades con un desenfreno tal que se convierten constantemente en el instrumento de la muerte. No puedo comprender cómo es posible que después de haberse perdido tantas vidas inocentes, autoridades y transportistas sigan manteniendo un contubernio asesino, en el que unos siguen apropiándose de las calles para circular por ellas como locos, y otros se hacen pend.... ante tal exhibición de criminal prepotencia, sabrá Dios bajo qué oscuros intereses.
La muerte de Misael se suma a la de tantos otros niños, jóvenes, adultos y ancianos que han perecido dramáticamente bajo las ruedas de las pesadas unidades, y todo por que el chofer se "descuidó". Mienten. No son descuidos. Son actitudes agresivas, abusivas, a través de las cuales retan a quien va circulando en un vehículo o simplemente van caminando, queriendo obligarlos a quitarse rápidamente ante su peligroso paso. Creen que los demás tenemos la obligación de respetar sus estúpidas maniobras. porque finalmente, lo único que puede pasar es que salga una nota en el periódico, mientras que ellos continuarán con su conducción desenfrenada, solapados por una autoridad que se mantiene indiferente ante el sufrimiento de quienes ven morir a sus seres queridos.
El accidente fue hace un par de semanas. Misael murió el pasado martes. A estas alturas, las calles de Guaymas son otra vez el más peligroso escenario de la circulación de camiones del servicio urbano. Ellos sí pueden hacer lo que les venga en gana Los demás ya estamos advertidos: o te quitas... o te mueres.
¿Se sentirán muy satisfechos por haber incrementado las estadísticas de muerte que siembran en las calles? ¿Se sentirán muy contentos, dueños de camiones, choferes y autoridades con la enorme cantidad de lágrimas que hoy derraman los familiares de Misael? ¿Podrán voltear a ver tranquilamente a sus hijos y nietos, mientras que una familia sufre terriblemente por su irresponsabilidad? Si así es... felicidades, señores. Una vida más... ¿qué tiene?
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Ausente totalmente de los medios de comunicación, Otto Claussen Iberri pareciera un tanto resignado a que de nueva cuenta se quedará como las novias de rancho con sus aspiraciones por ser Presidente Municipal. No hace muchos días me dijo que "voy con todo" por la candidatura a la alcaldía, y hoy parece haberse olvidado por completo de sus propósitos, pensando en que tiene dos obstáculos prácticamente imposibles de vencer: el primero, ser candidato, y el segundo, de llegar a serlo, sufrir una derrota ya literalmente advertida.
Pareciera como una especie de maldición que persigue a Claussen Iberri, cuyos intentos han resultado, hasta ahora, totalmente infructuosos por ser alcalde. Tiene años y más años haciendo campaña para llegar a gobernar a los guaymenses y nomás no ha podido. Y todo indica que la historia continuará en esta ocasión.