lunes, 25 de marzo de 2013

Acusan a Bogar de ataque


El conocido guaymense fue acusado de un presunto atentado con “bombas molotov” contra su ex esposa e hijos
Una vecina de la colonia “Petrolera” denunció a su ex marido de un atentado criminal, al pretender incendiar su vivienda con “bombas molotov”, así como dañar su vehículo, el cual también intentó destruirlo por incendio, en hechos registrados la madrugada de este lunes, informó el comandante Francisco Javier Vidaurrázaga Soto.
El titular de Seguridad Pública Municipal indicó que lo anterior ocurrió a las 01:45 horas de este lunes, en el domicilio ubicado en la calle “Oscar Ulloa Nogales, número 607, de la colonia “Petrolera”, propiedad de Silvia Lizeth Rosas Molina, de 39 años de edad.
La denunciante explicó que momentos antes habían arrojado dos botellas de plástico que contenían gasolina, una de ellas hizo blanco en la ventana de la recamara, cuyos cristales logró quebrar y se incendió una persiana.

Cuatrimotos y muerte....


Aquí en Sonora, en un lugar muy atractivo conocido como Golfo de Santa Clara, Karina Medina Saldaña, de 33 años, proveniente de Arizona, paseaba con su pequeño hijo en un “cuatriciclo”. Quizá era mucha la velocidad que le imprimió al liviano vehículo, el caso es que de repente perdió el control de los manubrios, invadió carril contrario de circulación y chocó de frente con un vehículo. Tanto su hijo como ella dejaron de existir.
En toda temporada vacacional, se vuelve común, y a veces con inusitada frecuencia, el uso de los cuatriciclos o cuatrimotos, como se llamen los vehículos esos que muchas personas, particularmente gente joven, manejan de manera temeraria. Hay gente que prefiere hacerlo a la orilla de la playa pasando peligrosamente por donde se encuentran muchos vacacionistas disfrutando de un descanso.
Por estas fechas de Semana Santa es cuando se acrecienta el uso de estos aparatos, y los accidentes se dejan venir en cascada. Lo de Karina llegó a extremos dramáticos, porque acabó con su vida y la de su hijo. Quizá en vida ella pensó, como muchísimas personas, que no pasa nada si se mete velocidad a su vehículo. Nunca imaginó, como no lo imagina tampoco la gente que conduce estos aparatos, que sería la última vez que circularía de esa forma.
La estadística en torno a este tipo de percances no sería tan difícil reducirla si las autoridades fueran enérgicas tanto con quienes rentan como quienes conducen dichas unidades. Sin embargo, la tolerancia que muestran permite que personas irresponsables manejen sin control ni precaución poniendo en grave riesgo, ya no sólo sus vidas, sino las de otras personas que lo único que buscan en un paseo a la playa es esparcimiento, tranquilidad.
En estos días de asueto, alguien debe cortar por lo sano con esta riesgosa práctica. Empezar a recoger cuatrimotos sería el primer paso para tratar, al menos, de hacer entender a la gente que su imprudencia vayan y la manifiesten de otra manera, y no poniendo en riesgo la integridad de los demás.